En el estado de Nuevo León, varios alcaldes han sido objeto de críticas y controversia por promover a sus familiares como candidatos para sucederlos en el cargo, una práctica que algunos han denominado como “herencia” política.
Ejemplos de este fenómeno se encuentran en varios municipios, incluyendo Juárez, Guadalupe, Apodaca, Pesquería y Cerralvo, donde se han establecido dinastías políticas dentro de los mismos partidos.
Los críticos de esta práctica argumentan que, si bien es legal, es moralmente inadmisible, ya que podría dar lugar a acuerdos de complicidad y conductas ilícitas entre administraciones salientes y entrantes.
La activista Liliana Flores Benavides ha expresado su preocupación y ha instado a establecer medidas legales para evitar la perpetuación de este tipo de nepotismo político, que socava la oportunidad de revisar y evaluar la actuación de las administraciones anteriores.